Valió la pena
Sentir la briza del romance
acariciando mi rostro
Desprender de mi cuerpo un aroma de
cariño eterno
Liberar pensamientos y anhelos
Y creer en la reencarnación del
alma
Valió la pena
Regocijarme en tus palabras
Al tiempo que acariciaba el cielo
con tus manos
Amanecer en la ausencia de tu
compañía
Con el aliento en la profundidad
del silencio
Valió la pena
Bailar de alegría por saberte mío
Mostrarme como monumento a la dicha
Valió la pena no tener pena
Sin acción ninguna, decretos
cumplidos
Valió la pena
El desvelo por escuchar tu voz en mis versos
Acordes de tu vida musicalizando la
mía
Gaviota que voló encima del mar
profundo
De tus ojos
Valió la pena
Admirarte desde el otro lado del
camino
Querer ser el camino donde viajas
Creer en el tatuaje de tu nombre
Que llevare grabado por el resto de
mis días
¡Valió la pena!
Porque rodeaste mi totalidad de
sombras tuyas
Liberando amarras de incrédula
locura
Ahuyentaste fantasmas tristes y
crueles
Para dar paso a la espera de un
¡tú! que me añora.
Y me pregunto ahora…
¿Acaso hubo algo que no valiera la
pena?
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