Ondas eléctricas viajan inmunes
despertando de la brisa nocturnal
que baña mis células mas comunes
por tu piel clandestina y virginal
No espero nada, solo el sólido eco
sonoro de latidos tamboriles
que arrullan cual gaviota al aire seco
disfrutando vuelos, de mas gentiles
Castillo de brasas en la montaña
y en la cumbre, tu cuerpo de fuego
cubriéndome con una telaraña
distendiendo al mío, fino asosiego
Mezclas de fluidos aromatizan
el jardín de nardos ornando el umbral
susurras versos, blasfemas risas
hechizas miedos, ahuyentas la moral.
La noche sucumbió en nuestro lecho
tus manos se separan de las mías
si te extrañan desde ahora mis pechos
es porque te amo tanto vida mía.
lunes, 23 de marzo de 2009
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